1/4de tazade salsa de soya (ó de tamari para una opción sin gluten).
Elaboración paso a paso
Picar la cebolla en cubitos lo más pequeños posibles. Reservar.
Calentar una sartén grande a fuego alto. Cuando esté bien caliente agregar la cebolla (no hay que agregar aceite), y bajar el fuego a medio. Revolver constantemente durante 3 a 5 minutos, o hasta que la cebolla esté traslúcida. Si notas que la cebolla se empieza a pegar al fondo de la sartén, empieza a agregar un poco de la leche de coco.
Cuando la cebolla esté lista, bajar el fuego al mínimo, y agregar la mantequilla de maní junto con la salsa de soya, y 1/2 taza de leche de coco. Revolver bien para incorporar. Cuando esté homogéneo (no deben quedar grumos de mantequilla de maní), agregar 1/2 taza más de leche de coco, y repetir este proceso hasta usar la leche por completo.
Usar la salsa satay de inmediato, o guardar refrigerada en un recipiente hermético por hasta 5 días.
Notas
Para hacer esta salsa satay es necesario usar leche de coco casera, el resultado no será igual con leche de coco comprada.
Puedes agregar un poco de jengibre fresco rallado o en polvo, a gusto, para darle un kick extra de sabor a la salsa.
También puedes agregarle un poco de pimienta de cayena si la prefieres picante.
Ojo, la salsa debe cocinarse a fuego mínimo, revolviendo constantemente, y en lo posible no debe dejarse hervir.
Es normal que al enfriar la salsa, se forme una pequeña costra. Para eliminarla, puedes revolverla o calentarla a fuego bajo sin dejar que la salsa hierva.